Fue el en marco de la crisis hídrica estructural en Huahuel Niyeo. Participaron más de 30 personas.
Por Carlos Bonilla de Cooperativa Lamúltiple.
Para unir las acciones a los discursos la Cooperativa Surgente, junto a la Cooperativa Ganadera Indígena y la Cooperativa de Agua organizaron y llevaron a cabo el Primer Taller de Rabdomancia y Radiestesia.
El 25 y 26 de marzo, en Ingeniero Jacobacci, Rodolfo Matzi logró entusiasmar a más de 30 participantes de un taller teórico-práctico en el que fuimos introducidos en estas milenarias artes de la búsqueda de lo que no está a la vista. Y no fue solamente la aplicación de estas técnicas a la búsqueda de aguas subterráneas lo que adquirimos los alumnos. Descubrimos que la radiestesia (sensibilidad a las radiaciones) es aplicable a innumerables áreas, muchas de la vida cotidiana, otras del campo de la producción y -última pero no menos importante- su ultilidad en el cuidado de la salud. Y hablamos de la salud de personas, plantas, animales y del medio ambiente. El día sábado nos dedicamos a conocer los antecedentes de estas mancias, viaje que nos llevó al Imperio Celeste, al Egipto de las pirámides y a las alturas de Macchu Picchu. Aprendimos acerca del invisible mundo de las radiaciones y su inevitable resonancia, de la importancia de las intenciones, de la conformación básica de este universo de ondas y su funcionamiento más elemental… y conocimos gente encantadora.
Fue el domingo, día de prácticas, cuando pudimos valorar la importancia de estos conocimientos: recorrimos la Planta de Tratamiento de Efluentes de la ciudad, una granja familiar, un apiario y un campo lindero al pueblo. En nuestra primera parada nos sorprendimos al observar el vivero regado con aguas de reuso y su “vivero testigo” regado con agua de la red pública. La diferencia de tamaño y follaje entre ambos es realmente asombrosa. Allí se marcaron puntos para próximas perforaciones y ubicación de viveros en acuerdo a las mediciones radiestésicas.
En la granja familiar de Mary, productora de huevos y verduras que abastecen a 90 familias del lugar agrupadas en la Red de Alimentos Cooperativos Patagónicos, corroboramos la efectividad del método, pues hay allí una perforación marcada con anterioridad por un alumno del taller, que ya contaba con conocimientos, que provee agua para el emprendimiento. También en la granja se marcaron los lugares más propicios para el establecimiento de viveros y áreas de cultivo.
El paso por el apiario cuidado por El Curru nos sirvió para conocer la “bomba de soga”, un ingenioso dispositivo manual para bombear agua subterránea con mínimo esfuerzo y caudal suficiente para las necesidades del lugar. Se establecieron los puntos para la instalación de colmenas, y allí aprendimos que los lugares más adecuados para la producción de miel son aquellos que serían perjudiciales para la vida humana, curiosidad que develaremos en futuros talleres. Y habrá futuros talleres, ya que el entusiasmo de los locales así lo demandó. Serán temas a tratar la siembra y cosecha de agua y la profundización del estudio de una ciencia que, a la luz de lo que cualquiera puede observar, se irá posicionando como esencial para construir una vida tal como la que queremos vivir. Y qué decir de la visita al campo de don Mardones! Allí fue el cierre del taller, que consistió en realizar el balance del encuentro y -sobre todo- disfrutar de la hospitalidad campechana que siempre nos reconcilia con el mundo y su gente.